Que «si» es Coaching (Cap.I)

M.C. es un joven cerca de los treinta años, en una situación personal de transición.

Sabe que necesita dar un paso adelante en su vida, que probablemente tendrá que cambiar de empleo en un plazo breve, y que para ello, necesitará completar su formación. Hasta aquí todo bien, salvo por el problema de que no es capaz de decidir en que dirección avanzar. Siempre se ha considerado una persona tímida, con dificultades para tomar decisiones, y necesita ayuda para, por un lado tomar una decisión respecto a su vida, y por otro, para intentar cambiar de una vez esa tremenda timidez que le dificulta ser más resolutivo».

M.C. trabajo duro sobre si mismo durante unas 18 sesiones semanales.

A lo largo de las mismas, pudimos identificar que el cambio de trabajo no tenía una urgencia tan inmediata, pero si que era importante entender el porque de su dificultad en la toma de decisiones. Esto le ayudaría a tomar decisiones más importantes en el futuro, tanto a medio como a largo plazo.

Comenzamos intentado tomar decisiones sencillas, como, por ejemplo, mejorar su inglés. El mero hecho de acudir a las clases atormentaba a M.C. que pensaba que los demás notarían inmediatamente cuan «malo» era su nivel  de inglés, y que, por ello, lo tratarían con desprecio.

Primero imaginamos «como» sería ir a clase, y trabajamos con los sentimientos que surgían. Detectamos que esos sentimientos ya habían estado y estaban aun muy presentes en la vida de M.C., y profundizando en ellos vimos que tras los mismos, M.C. tenia una fuerte necesidad de verse validado por los demás de la que no era consciente.

Entrenamos durante varias semanas acciones y visualizaciones que permitieran a M.C. «cambiar» su «gesto interior», cambiando la dirección de su atención, de si mismo hacia los demás: «Al fin y al cabo, si otras personas actúan despreciandote, demuestran tener una baja calidad moral, y nos indican que no son las personas con quienes queremos tener ningún tipo de relación!!, no es cierto??»

Recordar y entrenar este cambio de atención, el sentimiento asociado a esta frase, ayudó a M.C. a reforzar su sentimiento de si mismo, y con ello su autoestima, de forma espectacular. Hoy, M.C. ha comenzado un master, esta realizando entrevistas de trabajo con vistas a un cambio lo antes posible, y ha mejorado considerablemente sus relaciones familiares y de amistad. Y, por cierto, también ha mejorado su inglés!!  😉

Continuará.

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