Repasando mi «timeline» de Facebook, me he encontrado con un articulo de Iker Armentia en eldiariodelnorte.es (http://www.eldiario.es/norte/almargen/Feliz-Ano-Nuevo-despues-Crisis_6_340575955.html) que me ha hecho reflexionar sobre el sentido del sufrimiento, algo que venimos viendo una vez y otra desde el comienzo de esta crisis, y que por desgracia muchos politicos estan usando como un arma electoral para indignar aun mas, si cabe, a la población, y generar oleadas de culpabilización, cuyo único objetivo es que dichos políticos alcancen posiciones de poder para lucrase del mismo modo que los anteriores, como ya nos han demostrado las casi 3 generaciones de democracia que llevamos vividas en España.
Con lo anterior no quiero decir que no puedan existir politicos decentes o éticos. Solo que, de momento, por su forma de actuar, no parecen serlo ninguno de los que representan opciones reales de gobierno, que son precisamente los que intentan, de forma sistemática, manipular las emociones de los ciudadanos.
Por otro lado, no podemos dejar de considerar, si somos honestos, que toda manipulacion solo es posible cuando el supuestamente «manipulado» se deja manipular, esto es, cuando renuncia a toda responsabilidad personal respecto a lo que sucede, y culpabiliza a otros por ello, delegando así su futuro vital y su juicio en manos de los que gritan y acusan a los de enfrente. Con esta actitud, se promueven situaciones de polaridad social, que solo derivan, antes o después, en confrontación, ya sea economica, ya sea social, ya sea, incluso, violenta (como hemos visto en años pasados en Venezuela, aun durante el mandato de Chaves, o muy recientemente, en la crisis Ucraniana, que ha derivando en una guerra civil que aun colea).
La segunda, es considerarlo culpa de otro/s. Suele ser una continuación de la primera forma anteriormente citada. Cuando uno se da cuenta de que la negación no le conduce a nada, procede a culpar a alguien externo del cambio producido, y de los supuestos daños que este cambio ha producido en la propia vida.
En ambos casos, se niega la propia responsabilidad (que no culpabilidad) frente al sufrimiento y se bloquea así el necesario cambio vital al que el sufrimiento de la vida nos conduce.
El tercer camino, es el camino de la asuncion de responsabilidades: «esto es lo que, para bien y para mal me trae la vida. Negarlo solo me dejara bloqueado en el intento de volver a un pasado que ya no existe. Culpabilizar a otros (jefes, empresarios, banqueros, politicos, etc…) no me servirá de nada y solo me mantendrá bloqueado en esta situación.
¿Que necesito cambiar en mi vida para seguir adelante?..¿Que miedos, debilidades, carencias, etc… debo de superar en mi vida para poder crear mi propio futuro, para no depender más de las acciones de los demás en la medida de lo posible?…¿Que es lo que puedo aportar a mi entorno para ser capaz de desarrollar mi vida en un sentido económico, profesional, y personal del modo más satisfactorio posible?…. «.
Claro que hay sufrimiento todavia en España, y lo habra durante los próximos años, pero no podemo escudarnos en el sufrimiento para culpabilizar a otros. Todos hemos participado en los aoontecimientos, y todos vivimos en un mundo en el que los sucesos se encadenan y se vinculan entre si generando consecuencias que aparentemente al menos, nada tienen que ver con los comportamientos personales individuales, y que generan miedo y sufrimiento. Pero, ¿acaso no era así también para los que vivieron el holocausto nazi?… ¿acaso no fue así para nuestros padres, que sin comerlo ni beberlo fueron niños de la posguerra española y europea, pasando una niñez que a cualquiera de nosotros nos hubiera puesto los pelos de punta?… ¿Acaso nuestros abuelos quisieron vivir una guerra civil que destrozo a un país durante generaciones?…. acaso, alguna vez el ser humano ha buscado, salvo casos muy excepcionales, voluntariamente, sufrir o hacer sufrir a otros?… no. Incluso los peores tiranos de la historia estaban convencidos de que sus acciones eran lo mejor para sus pueblos, o incluso para el mundo en general.