En nuestras relaciones personales y profesionales sucede muy a menudo que nos encontramos con algo que no nos parece adecuado, no nos gusta, no esta de acuerdo con nuestros estandares o con nuestros objetivos. Y como consecuencia, actuamos, intentando corregir dicha situación. En muchos casos esto se traduce, tanto en el terreno profesional como en el personal, como una exigencia a otra/s persona/s para que adecuen su situación o su actuación a lo que nosotros entendemos que deberia ser.
Este es el comportamiento que podriamos calificar como «Juicio y Exigencia». Todo juicio sobre una situación dada nos llevará antes o despues a formular una «exigencia». Toda exigencia supone, por otro lado, un forzamiento del mundo exterior, un «choque» por asi decirlo, entre el mundo y la persona que exige. Y por ello, este tipo de actitud es propio de la fase en que necesitamos desarrollar nuestro ego, sentir que nuestra voluntad se impone a la voluntad del mundo.
Lo anterior no supone juicio moral alguno, sino solo una descripción de una fase absolutamente necesaria en el desarrollo de la psique humana. No obstante, es importante diferenciarla, puesto que desde la fase del ego es absolutamente imposible el auto-conocimiento, y mucho menos la responsabilización ó madurez, o bien lo que en entornos organizacionales se denomina «auto-liderazgo» ó «liderazgo personal».
No podemos ser lideres cuando «culpamos» y «juzgamos», porque desde esa actitud, el problema siempre esta fuera. Nunca nos sentimos «responsables» del problema, y por tanto nunca somos «parte de la solución». Somos «los buenos», los «listos», «los que se dan cuentan de que algo va mal», en fin…los que «menos mal que estan, porque parece que los demás no se enteran»!!… Si, amigos..el ego es prepotente por naturaleza!! 🙂 …pero no hay que enfadarse. Lo hace porque no sabe hacer otra cosa!!…
Una pregunta interesante es: ¿Cómo se maneja a un ego cuando se le reconoce?…Aquí es donde viene la practica de la asertividad, que no es nada facil, y que requiere grandes dosis de creatividad. No existen respuestas prehechas. Cada persona que ha desarrollado la capacidad de liderarse a si misma, cada persona que ha alcanzado lo que Margaret Van Den Brink denomina la fase del «individuo maduro», aprende a desarrollar su creatividad, entre otras cosas, como forma de responder fructiferamente a las exigencias del ego.
Solo por dar alguna indicación, señalaré aqui algunos ejemplos posibles. Uno de ellos es «involucrar» al ego. El ego siempre pasa de vista el hecho de que para bien y para mal forma parte del problema. No le gusta verse como responsable, entre otras cosas porque no entiende la responsabilidad como tal, sino como culpabilidad. Por ello, involucrarlo en terminos de responsabilidad es una buena forma de «reconducir» una exigencia.
Otra forma de reconducir al ego es hacer preguntas de entendimiento. Si se entabla una conversacion, preguntar para entender. El individuo maduro no cae en la trampa de «asumir» (algo propio del ego) que «sabe» lo que el otro quiere decir, sino que pregunta por lo obvio, porque lo que le interesa no es «el contenido» de lo que el otro dice, sino entender como el otro ha llegado a semejantes conclusiones. En ese proceso, que esta basado en un interes genuino por entender al otro, se aclara muy rapidamente como la persona que, desde su ego ha formulado la exigencia, ha asumido determinados pre-juicios o contenidos previos, que como mínimo no constituyen una evidencia, sino un juicio basado en sus valores y/ expectativas, y que por tanto, es, como minimo discutible.
Una tercera sugerencia: plantar al ego delante del toro. A veces esto se traduce en la capacidad que ha de tener el individuo maduro de dejar ir una situación, de no «apegarse», digamoslo así, a una situación específica, sino que se es capaz de dar un paso atras y dejar que otros tomen el mando. Cuando el ego toma el mando, solo empeora las cosas, hasta que antes o despues, como dicen en mi tierra, se llena la boca de tierra. Y como los niños, cuando se ha dado un golpe, reflexiona, aprende y madura. Y nosotros podemos estar ahi para ayudarle a levantarse, sin exigencias, y sin sermones del tipo «…ya te lo dije». Esto se podria llamar «nadie aprende por cabeza ajena», o tambien la capacidad de «acompañar», siendo asertivo. Claro, acompañar cuando las cosas van bien es facil. Lo dificil y lo creativo es hacerlo cuando las cosas van mal. Ahí es donde se demuestra la madurez individual.
Espero que esta pequeña reflexion os haya podido ser de ayuda.
Seguiremos.
Hasta pronto.