El verano y las crisis de pareja

Todos tenemos la necesidad de llegar a las vacaciones de verano. Suponen ese momento de descanso en que podremos recuperar fuerzas, y nos imaginamos unos días idílicos en los que solo haremos esas actividades que tanto estamos deseando hacer, en unos casos estar tumbados en una playa oyendo el sonido del mar, en otros pasear por bosques o por senderos de montaña, en fin, en cada caso lo que cada uno desea.

Pero luego la realidad es otra. El stress del día de salida, la carretera, la llegada al destino, deshacer las maletas, en muchos casos ir a hacer algo de compra porque no hay nada de comer, los niños alborotando todo el camino y al llegar ya casi en estado de histerismo …¡¡Dios mio!! ¡Irse de vacaciones se parece el desembarco en Normandia del ejercito aliado!!
En efecto, así es. Y a la decepción de no encontrar ese paraíso anhelado, sino todo lo contrario, ya el primer dia (no hablemos del momento de ir a la playa y encontrar un sitio para poner la sombrilla con los niños gritando alrededor como marcianos que invaden la tierra, o del paseo por el bosque que esta mas concurrido que la M30 en hora punta y que mas que un paseo parece la escalada de un cinco mil, imposible de andar para un ser humano normal y corriente), además, tenemos que añadir el hecho de que es el momento del año en que pasamos mas tiempo con nuestra pareja, y ademas tomando decisiones y organizando juntos, cosa que normalmente no hacemos.
Esto genera una situación de stress muy intenso, que suele desembocar en muchos casos en una crisis de pareja, que tendrá su salida después de las vacaciones, si es que no se ha producido ya ante la idea de tener que afrontar unas vacaciones compartidas.
Parece una situación con poco margen de maniobra. Pero en realidad, las crisis se recrudecen o terminan explotando por el hecho de que en realidad, no queremos reconocerlas, o nos imaginamos que las vacaciones nos ayudarán a a relajarnos, cuando en realidad no solo no es así, sino todo lo contrario.
¿Que podemos hacer?
Os recomiendo unas cuantas pautas que os ayudarán a tomar decisiones al respecto, y al menos os permitirán canalizar la situación de un modo mas adecuado. Pensad en todo momento que lo realmente importante, por mucho que nos moleste, no es irnos de vacaciones tal y como lo teníamos previsto, sino manejar la situación de crisis de fondo a la que no estamos prestando atención y que amenaza con explotar. Si lo logramos, al mismo tiempo, como beneficio paralelo, conseguiremos cierto descanso:
  • Enfocaos en lo positivo: Si ya esta claro que tenéis una crisis de pareja que arrastráis desde hace tiempo, no caigáis en la trampa de imaginar que pasar unas vacaciones juntos, o en familia, son la solución. Una solución potencial es pasarlas separados para reflexionar sobre la relación cada uno por su lado. Si esto no es posible(o no hay dinero suficiente) para pasarlas separados, es preferible «reconocer» la situación, y daros tiempo y espacio para pensar, aunque esto signifique quedarse en casa. A medio y largo plazo, agradeceréis el poder reflexionar sobre vuestra situación. En lugar de enfocar la situación como la perdida de las vacaciones, miradla como un tiempo extra que se os ha concedido para poder reflexionar y escucharos. Convertid las vacaciones en un tiempo de reflexión y conversación  Tomaros unos días al inicio para pensar y reflexionar, respetando los espacios de soledad de cada uno, y tras este periodo, hablad el uno con el otro, escuchando, sin juzgar. Lo importante es que entendáis bien al otro (aunque no esteis de acuerdo) para ver que posibilidades de solucion existen. Podéis aprovechar para dar paseos por parques, por lugares de campo, que os permitan mayor calma y mayor cercanía en la escucha. Estais trabajando en re-construir vuestra conexión. Si aprovecháis bien este tiempo, podéis sentar los cimientos futuros de vuestra relación.
  • Respetad los espacios de cada uno: No insistáis en hacerlo todo juntos por el hecho de que estáis de vacaciones. Pensad que durante el año os veis poco, y ahora no podéis pasar de repente a hacerlo todo juntos. ¡ Necesitáis cierta descompresión!.. Tened un poco de paciencia, y dejad que las cosas fluyan. Estar juntos es, como todo, un arte y una situación que ha de desearse, no se puede forzar. Si preparáis el camino y la situación, sin empujones ni exigencias, lo demás vendrá por si mismo.
  • Sed Realistas: No queráis solucionar en unos días lo que hace tiempo que no funciona. A veces, por ejemplo, uno de los miembros de la pareja se pasa mucho tiempo esperando este momento del año para poder estar juntos, porque aparentemente el trabajo y el día a día no lo permiten. Esto en realidad es una forma de no afrontar la realidad. En mis procesos de coaching atiendo a parejas que me dicen esto mismo, y yo siempre les contesto igual: ¿Nunca, nunca, nunca (tres veces nunca!!) tenéis tiempo para estar juntos?…. La realidad es otra. Cuando «no se buscan» los espacios comunes es porque no se quieren buscar, no porque nada nos lo impida. Por tanto, las vacaciones no son la solución. Si crees que vuestro problema va por aquí, usa las vacaciones para reflexionar sobre ello, y para hablar de ello con tu pareja, pero no como una situación dramática, sino como una necesidad de cambio que ambos podéis afrontar.
  • No toméis decisiones en caliente: A veces cuando un@ lleva mucho tiempo esperando que las cosas cambien, y deposita esperanzas en que en cierto momento comenzarán a ir mejor («cuando pase la presión del trabajo», «cuando terminemos este proyecto tan duro», «cuando pase la crisis y estemos mejor de dinero», «cuando lleguen las vacaciones y tengamos tiempo») la frustración es tan grande al constatar que las esperanzas no se cumplen que la rabia y el dolor contenidos tienden a dispararse contra el otro, considerándole el/la culpable de nuestr@s males, y esa explosión nos lleva a tomar decisiones de separación inmediatas. ¡Claro, queremos separarnos de esa persona tan mala que tanto daños nos ha hecho!!….Sin embargo, permíteme decirte que esa dialéctica no es verdadera. No es mas que el resultado de haber proyectado nuestras expectativas en esa persona y en una utópica realidad que nunca llegaba. Somos tan responsables de la situación creada como nuestra pareja, y ambos hemos de afrontar la situación  Por otro lado, hace no mucho era la persona a la que mas queríamos, así que no puede haber cambiado y transformarse en un monstruo en cuestión de horas. ¡Es genéticamente imposible!   😉 Toma el tiempo que necesites para digerir tu frustración, pero sabiendo que tu eres igual de responsable que la otra parte, y pregúntate, sobre todo, porque decidiste crear una realidad ilusoria en lugar de afrontar la realidad tal cual. Si centras las preguntas en ti, dejaras de proyectar odio y dolor en el otro, y tendrás muchas más probabilidad de resolver esta situación de pareja, y desde luego de que no te vuelva a pasar en el futuro.

En fin, espero que estos pequeños consejos os puedan echar una mano. En cualquier caso, os deseo a todos unos tranquilos y reflexivos días veraniegos.

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