La cadena de favores: empieza por ti mismo.

Hoy quiero volver a tratar un tema mas ligado al coaching y al desarrollo personal.

Hace no mucho, un buen amigo mio, Curro Avalos, facebookeaba acerca de la famosa película «Cadena de Favores». En este película, un niño descubre la idea de que si cada persona es capaz de hacer verdaderos favores (esto es, algo que de verdad necesiten y que no puedan lograr por si mismos) digamos que a tres personas, y cada una de estas personas hace lo mismo, se crea una cadena de favores, en la que uno puede sentir que su vida, o al menos parte de ella, tiene sentido, y además crea una estructura (yo diría también que una «cultura») mediante la cual nuestros favores vuelven sobre nosotros cuando lo necesitemos.

Por supuesto, la idea empieza a funcionar, pero a partir de determinado momento la cadena se rompe. De algún modo, aparecen resistencias y no funciona.

Volver a ver los vídeos sobre la película en Youtube llamó mi atención sobre porque algo tan aparentemente bueno y fácil de hacer no se hace. ¿Porque no lo hacemos?…¿Es realmente tan difícil?…reto a cada lector a explorar su interior antes de continuar con el post, y a plantearse sinceramente porque no se pone en marcha y actúa de este modo o siguiendo iniciativas parecidas.

Curiosamente, todos nos quejamos de lo insolidario e injusto que es el mundo; cuando sufrimos una desgracia apreciaríamos enormemente, por no decir que daríamos gracias al cielo, al destino, o a lo que sea, por recibir ayuda; si somos personas religiosas, pediremos a nuestro Dios que nos ayude…y sin embargo, en situaciones de «normalidad», no somos capaces de involucrarnos para ayudar a otros (no hablo ahora de todas aquellas personas que actúan gratuitamente como voluntarios…me refiero a nuestra vida normal y cotidiana)…

Todo esto me hizo plantearme la pregunta: ¿Porque no tendemos de forma natural a ayudar a los demás?…


Claro, la cosa se complica si nos preguntamos…¿Qué es ayudar a los demás?…A primera vista parece obvio, pero si reflexionamos un poco sobre ello, veremos que no es así. Permítame el lector proponer un ejemplo muy simple: ¿es ayudar a un borracho darle una botella de alcohol cuando nos lo pide?….compliquémoslo un poco mas: ¿es ayudar a un amigo o a nuestra pareja el acceder a actuar como el o ella nos piden aunque en realidad no sea el modo en que nos gusta actuar o vivir?….Si nuestra pareja o nuestro amigo o amiga tiene algún tipo de dependencia emocional..¿ayudarles es satisfacer su dependencia con nuestras acciones?…

Por otro lado, uno podría pensar: no, he de negar la botella al borracho, o la satisfacción emocional al dependiente emocional, porque eso es lo mejor para su desarrollo. Claro, eso parece ser lo obvio.Pero, ¿saben lo sencillo que es juzgar a alguien desde nuestros valores y «condenarlo» a la acción que desde nuestro punto de vista es la correcta?….En el caso de un borracho, o de un heroinómano, es relatívamente sencillo diagnosticar, evaluar su situación. Pero no lo es tanto en el caso, por ejemplo, de las anorexias o de las bulimias, razón por la cual no se detectan con facilidad por los padres o madres. Tampoco es sencillo diagnosticar a un dependiente emocional, aparte del hecho de que, en si mismo, ser dependiente emocional no es, en si mismo, ningún tipo de transtorno psiquico reconocido. De hecho, todos somos dependientes emocionales en algún grado. Y desde luego, no existe ningún libro que indique tratamiento alguno para la dependencia emocional. ¡¡Casi me daría miedo que lo hubiera!!

Si la cosa se pone difícil en estos ejemplos, imagínense lo difícil que se hace cuando se trata de personas aparentemente normales. ¿Como sabemos lo que es ayudarles, lo que es hacerles un favor?… Como verán, no se trata de algo obvio.

No obstante, en la citada película, el protagonista define el favor como  algo «difícil de hacer» para el que hace el favor. Claro, en realidad, hacer para otro algo que para uno es sencillo, no sería un verdadero favor, ¿verdad?…

Sin embargo, este concepto no deja de llamar la atención. Si es algo difícil para el que hace el favor, entonces, ¿no será que hacer un favor a alguien tiene que ver con superarse a uno mismo? ..en realidad, esta definición de «hacer un favor» enraiza con el sentido mas profundo del concepto «favor». La petición de favor en la edad media o incluso antes, se realizaba, por decirlo así, cuando las cosas no pintaban bien para el que lo pedía. Y el que había de darlo, una autoridad superior, un noble, el rey, etc…habían de juzgar muy cuidadósamente, pues otorgar el favor, podía verse como una atención parcial no exenta de injusticia, pues si se le concedían favores a uno, ¿porque no a otro?…

Como ve el lector, la palabra «favor» en realidad no esta ligada con algo fácil. De hecho es parecido a cuando hacemos un regalo. Todos sabemos que si regalamos algo que no nos ha costado nada, ni dinero, ni esfuerzo alguno, no es tal regalo. Para serlo, ha de haber representado algún coste para el que regala, y además, ha de ser adecuado a los deseos del regalado. Del mismo modo, un favor es un «regalo» que hacemos a otro ser humano, pero por supuesto, nos ha de suponer un esfuerzo.

Y esa es la razón por la que no tendemos a hacerlo normalmente: porque nos quedamos en nuestra zona de confort. Si, en efecto, ese concepto del que ya hable en un post anterior, es tan fuerte como para impedirnos ser «hacedores» de favores.

Pero claro, no nos gusta nada darnos cuenta de que no somos «tan buenas personas» como quisiéramos. En realidad, somos bastante egoistas. Salir de nuestra zona de confort nos desagrada tan profúndamente.

Sin embargo, hay una forma de resolver esta tendencia reactiva al egoismo. Cuando uno se da cuenta de que esta parte egoista, reactiva, vive dentro de uno, ha dado el primer paso hacia una verdadera capacidad de «hacer favores». Y los primeros favores hemos de hacérnoslos a nosotros mismos, para luego poder hacerlos a los demás.

Para ello, pregúntate, que es lo que mas te cuesta en tu día a día, en tu vida cotidiana. Para unos, sera la necesidad de tener tiempo para si mismos, para otros, ser capaces de ser mas persistentes, o mas disciplinados, o todo lo contrario, aprender a relajarse mas a menudo!!…cada uno tendrá una dificultad o un deseo específico por alcanzar…¡Concedetelo!….y si no puedes concederte ese «super» deseo que te parece tan lejano, intenta concederte un deseo mas pequeño que vaya en esa dirección, y comienza a pensar como puedes alcanzar ese deseo lejano que tanto anhelas.

En muchos casos, no somos capaces de dar favores porque tampoco nos los concedemos, y nos escondemos tras nuestros miedos. Preferimos la seguridad del día a día que la inseguridad de andar el camino hacia nuestros sueños. Y aunque este camino es, a veces doloroso, nunca deja de ser mucho mas satisfactorio que el camino del miedo y del temor.

Superar tus miedos, tratar de ir continuamente mas allá de la zona de confort, es una ejercitación psíquicamente muy saludable, que nos prepara para ser capaces de «hacer favores», esto es, de «ayudar a otros, ayudándonos a nosotros mismos».

Te lo recomiendo.

Hasta el siguiente post!!

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