Aceptar la realidad…

Los maestros zen dicen que nuestro dolor y nuestro sufrimiento proceden esencialmente de no ser capaces de desapegarnos de nuestras expectativas.

Si hacemos el esfuerzo de observarnos a nosotros mismos, no nos será muy dificil, inicialmente,  descubrir bastantes de esas expectativas, como por ejemplo, esperar de la persona amada que nos quiera, o esperar ser tratados con respeto en nuestro entorno personal y profesional, o esperar que, «en condiciones normales» (lo cual suele querer decir «cuando la vida es estable y no presenta cambios inesperados»….) las cosas vayan, y perdon por anticipado por la redundancia, «como yo espero».

La pregunta que me gustaria que os formularais es: ¿es esto razonable?.., es decir, ..¿es razonable que tengamos todas estas expectativas?… la respuesta es: no solo es razonable, sino que forma parte de la «normalidad» de la psique humana. Y que conste que, en este caso, cuando uso la palabra normalidad no lo hago en términos de salud, sino en términos de «comportamiento mayoritario».

En efecto, nuestra vida esta llena de expectativas. Y a su vez, estas expectativas proceden de una determinada visión del mundo que cada uno tiene, y que se ha formado desde nuestra infancia, en base a los valores y principios que nuestros padres, educadores, entorno, etc..nos han inculcado. En muchos casos también se trata de aquellos valores y principios que nosotros mismos, en nuestra interacción con el mundo hemos forjado en nuestro interior, como una oposicion a ese mundo, como cuando por ejemplo, algo que nos hicieron no nos gustó, o nos hizo sufrir, e interiormente decidimos que nosotros nunca actuariamos así.

En fin, simplificando un poco el asunto, todos esos valores y principios conforman una especie de filtro interior, que hace que veamos el mundo exactamente como nosotros lo queremos ver. No tanto en terminos de «lo que deseo» ver, sino mas bien en el sentido de «ver solamente lo que yo previamente he asumido que hay en ese mundo al que miro», aunque con el tiempo me he olvidado de que lo habia asumido.

Es como ponerse una gafas con un filtro de color: ves el mundo del color del filtro, y de tanto llevarlas, un día te olvidas de que llevas las gafas puestas, y de que el mundo, antes de las gafas, se veía de otro modo; finalmente, asumes que el mundo es del color del filtro.

Por si esto no fuera poco, tenemos que añadir el hecho de que cada uno de nosotros se fabrica, de una forma totalmente individual, su propio filtro, con lo cual, cada uno tenemos una visión del mundo distinta a la del otro.  Y es de aquí, queridos amigos, de donde proceden los conflictos humanos: de las diferencias de filtros.

Cada vez que alguien «opone» su visión del mundo a la mía, es como si me removieran el suelo de debajo de los pies. En algunas culturas, por ejemplo, en el norte de Europa, «discutir» en el sentido latino, esto es, dar tu opinión sobre un asunto, se considera un insulto personal cuando se opone a la visión de la persona con la que estás hablando. ¿Porque es esto así?…porque toda nuestra visión del presente, pasado y futuro, se basa en «ese filtro» que nos hemos contruido durante años, y que hemos olvidado que está ahí, pero que es una pieza esencial de nuestra vida interior. Nos identificamos personalmente con nuestras ideas, nuestros sentimientos, y nuestros impulsos de voluntad, por lo que no aceptamos que alguien nos los cambie sin más, porque cambiarlos significa cambiarnos a nosotros. Por supuesto, todo este proceso que describo no sucede de forma consciente, pero sucede.

A su vez, todas las expectativas de las que hablábamos al principio del artículo, no son mas que las proyecciones, en los demás, de mi propia forma de ver el mundo. Es decir, no solo veo el mundo de una determinada manera, sino que como los demás forman parte de dicho mundo, tambien espero que ellos se comporten, reaccionen, del mismo modo que yo lo haria, y además no soy consciente de que lo espero. Es decir, los veo del color del filtro de mis gafas, y además no recuerdo que ese no es «su» color original.

Si habeis sido capaces de seguirme hasta aquí, os podeis hacer una idea de la situación: es como si una parte hablara en hebreo y otro en hindú y además ninguno fuera consciente de que habla un idioma distinto..¿os imaginais el follon?..pues eso es nuestra vida cotidiana, y eso es lo que provoca la explosión de conflictos…los malentendidos se van sucediendo de forma aislada, poco a poco, y en la mayor parte de los casos ni siquiera somos conscientes de que los malentendidos están sucediendo,  hasta que un día explotan, que es cuando el conflicto suele ser tan grave que resolverlo requiere mucho, pero que mucho esfuerzo.

En fin, por no variar de tema, de lo que quiero tratar en este artículo es del cambio que supone, frente a esta situación, colocarse en una actitud de aceptacion de la realidad.

Esta aceptación, como ya habreis deducido de lo que he dicho antes, no sucede de forma automática, ni tampoco por el hecho de decirnos de forma insistente «..bueno, venga..ahora voy a pararme a ver el mundo!!»..no, no funciona así.

Para poder aceptar, primero hemos de ser capaces de contemplar. Esto implica no estar continuamente «juzgando»  lo que observamos, sino estar concentrado y enfocado en lo que observamos. Sobre eso que observamos, hemos de hacernos preguntas, intentando describirlo de la manera más objetiva posible, de tal modo que esos valores y principios personales que provienen de nuestros pasado no intervengan en el proceso.

ESte proceso nos puede llevar algún tiempo, especialmente cuando intentamos observar una situacion a la que estemos emocionalmente vinculados. La emocionalidad, tenderá a hacernos juzgar la situacion muy rapidamente de acuerdo a nuestro filtro, o bien será tan intensa que no nos dejara observar. En ambos casos, hemos de hacer un descanso, dejar que la emocion fluya o, en su caso, dejar que el juicio apresurado se vaya, y volver observar cuando nos sea posible.

Poco a poco notareis como vais siendo más y más capaces de observar la situacion. Al hacerlo, una de las cosas que notareis es que sois capaces de veros a vosotros mismos como actores de dicha situación, y por tanto, como responsables de, al menos, parte de la misma.

Esta asunción de responsabilidad es simultanea con la primera aceptación de la realidad del otro; es como decirse a uno mismo: «¡Pero como se me ha ocurrido pedirle peras al olmo!!»…sin que por supuesto, esto suponga un juicio despectivo del otro, sino más bien una aceptación de la otra persona tal cual es.

A modo de ejemplo, si tenemos una discusión con nuestra pareja, lo más importante no es «convencer» al otro de nuestra postura, porque eso no es más que insistir en que el mundo es del color de nuestro filtro!!…de lo que se trata es de:

1) Quitarnos las gafas: parar nuestro juicio para ser capaces de escuchar lo que la otra persona nos quiere decir, tal cual.

2) Contemplar: esto es, escuchar al otro, sin evaluar lo que dice, y sin reaccionar a sus palabras. Sea lo que sea lo que diga el otro, no es nunca una cuestión personal, sino en todo caso, el miedo que el otro tiene a perder su seguridad en su visión del mundo..por tanto, si necesitamos un respiro ( que lo necesitareis, no lo dudéis!!) tomaoslo, pero usadlo para relajar la conversación y retomarla desde una postura más calmada.

3) Chequear el entendimiento: es fundamental que chequeemos que hemos entendido correctamente lo que el otro nos ha dicho. Una vez que estamos seguros de que hemos entendido al otro correctamente, podemos pasar al siguiente paso.

4) Aceptación: Ponernos a disposición del otro/a para ayudarle en lo que necesite; esto lo lograremos a base de preguntas del tipo: ¿En que puedo ayudarte en esta situación?…¿Qué necesitas de mi?…y esto lo podemos hacer cuando hemos sido capaces de aceptar al otro a nivel de nuestros sentimientos. No se trata de hacerlo de forma forzada, lo que sería contraproducente, sino porque hemos entendido que eso es lo que el otro/a necesita.

Este proceso, como podréis imaginar, no es nada fácil, y desde luego no seréis, probablemente, capaces de ponerlo en práctica sin más ni mas en una conversación. Lo mas normal es que os lleve bastante tiempo, y que primero discutáis, y luego volváis atrás, y luego discutáis otra vez..y así poco a poco hasta que seáis capaces de ganar la fuerza interior para realizar el proceso de aceptación. Pero solamente con la práctica podreis, poco a poco, ir ganando esa fuerza.

Y por supuesto, si neceitais ayuda, aqui nos teneis, siempre a vuestra disposición, para ir guiandoos en esta fascinante aventura de aprender a conectar con otros seres humanos.

Mientras tanto, os dejo con un video de youtube que me ha parecido magnífico.

Un fuerte abrazo, y hasta la próxima.

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